La mano maestra del ya viejo Maese Rembrandt realiza una obra con iluminación sobrenatural y la ejecuta con amplias pinceladas que omiten el detalle minuciosamente descriptivo, creando una atmósfera translúcida y que se emparenta ya con la obra madura de Goya, que realizaría mucho tiempo después del holandés. El diálogo se establece a través de las épocas sin posibilidad de mediar contacto alguno, ni aparente ni posible, excepto por el que se establece por el lenguaje estético haciendo eco a través del espacio y el tiempo.
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La mano maestra del ya viejo Maese Rembrandt realiza una obra con iluminación sobrenatural y la ejecuta con amplias pinceladas que omiten el detalle minuciosamente descriptivo, creando una atmósfera translúcida y que se emparenta ya con la obra madura de Goya, que realizaría mucho tiempo después del holandés. El diálogo se establece a través de las épocas sin posibilidad de mediar contacto alguno, ni aparente ni posible, excepto por el que se establece por el lenguaje estético haciendo eco a través del espacio y el tiempo.
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