lunes, 8 de marzo de 2010

Ernst: Las tentaciones de san Antonio


1 comentario:

Toño Gutiérrez dijo...

Una de dos: o el santo andaba de cabeza, por alguna tarugada no cumplida, para obligarlo a cumplir con su deber, o se aventaba con todo e índice los libros de Castaneda para darse un paseíllo no muy taurino por los rumbos de Realidades Apartadas.